El jueves Santo, a media noche en Valverde de la Vera, se celebra una de las tradiciones más asombrosas de la Semana Santa. Nunca se sabe cuántos van a salir. Los empalaos vestidos con sogas de esparto de 80 metros, enroscada en su torso y manteniendo los brazos pegados a un timón de madera y dos espadas cruzadas sobre al espalda, recorren las calles del pueblo, descalzos y sin otra
vestimenta que una enagua de mujer de cintura para abajo, una corona de espinas y un velo que le cubre la cara. Durante el recorrido no pueden hablar y deben hacer una genuflexión y rezar frente a cada cruz que encuentran en su camino. El pueblo entero espera en silencio y detrás va el cirineo llevando una lámpara o una tea en representación de Simón Cirineo que ayudó a Jesucristo a llevar la cruz camino al Calvario. ¡¡IMPRESIONA!!
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