La tradición dice que venían los pastores de la sierra con escobones de retama, alumbrando el camino y al llegar a Jarandilla apagaban los escobones
dándose escobazos de alegría unos a otros.
El día 7 de diciemnbre, sobre las cuatro de la tarde, comienza el festejo portando el Mayordomo de la fiesta el estandarte azul de la
inmaculada Concepción, y recorriendo
las calles al son del tamboril
gritan ¡Viva la Virgen
de la Concepción!.
Cuando oscurece se reunen las gentes de este pueblo con sus escobones en la plaza mayor con sus botas de vino de pitarra y algunas que otras viandas para aguantar la noche.
Al anochecer se prenden las hogueras y los escobones, convirtiendo la plaza en una fiesta de fuego y luz.
A las nueve de la noche los familiares y amigos del Mayordomo se dirigen a la Iglesia de Santa María de la Torre junto a éste, que a lomos de su caballo, recoge el estandarte de la Virgen de la Concepción de manos del párroco, lo levanta y grita: ¡Viva la Virgen de la Concepción!, todos responden ¡Viva! y pasearán en procesión por las calles del pueblo junto a más caballerías y portando los escobones encendidos.
Al anochecer se prenden las hogueras y los escobones, convirtiendo la plaza en una fiesta de fuego y luz.
A las nueve de la noche los familiares y amigos del Mayordomo se dirigen a la Iglesia de Santa María de la Torre junto a éste, que a lomos de su caballo, recoge el estandarte de la Virgen de la Concepción de manos del párroco, lo levanta y grita: ¡Viva la Virgen de la Concepción!, todos responden ¡Viva! y pasearán en procesión por las calles del pueblo junto a más caballerías y portando los escobones encendidos.
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